

Declaración de FE
Creemos que Dios existe eternamente en tres personas: el Padre, el Hijo y el espíritu Santo.
Creemos que Dios el Padre es la persona trascendente y el Creador soberano de todas las cosas.
Creemos que Jesucristo es completamente Dios y completamente hombre, que nació de una virgen, y tuvo una vida sin pecado. Proveyó la redención por nuestros pecados por su muerte vicaria en la cruz, resucitó corporalmente por el poder del Espíritu Santo, ascendió a los cielos a la diestra del Dios Padre y desde allí intercede por nosotros. Después que Jesús ascendió a los cielos, derramó su Espíritu Santo en los creyentes que estaban en Jerusalén, capacitándolos para cumplir con su mandato de predicar el evangelio al mundo entero.
Creemos que todas las personas están por naturaleza separadas de Dios y son responsables de sus pecados, pero la salvación, redención y perdón, son ofrecidos gratuitamente a todos por la gracia de nuestro Señor Jesucristo. Cuando una persona se arrepiente de su pecado y acepta a Jesucristo como su Señor y Salvador personal, confiando en Él para salvación; esta persona es inmediatamente nacida de nuevo en el cuerpo de Cristo y sellada por el Espíritu Santo, todos sus pecados le son perdonados, y viene a ser un hijo de Dios destinado a pasar la eternidad con su Señor.
Creemos en todas las doctrinas fundamentales de la ortodoxia cristiana.
Creemos en la infalibilidad de las Escrituras, que la Biblia, antiguo y nuevo testamento son inspirados y que son la Palabra infalible de Dios.
Creemos en los dones del Espíritu Santo mencionados en las Escrituras, y que son válidos para el día de hoy; si son ejercitados dentro de la guía de las escrituras. Nosotros debemos anhelar los mejores dones buscando ejercitarlos en amor para que todo el Cuerpo de Cristo sea edificado.
Creemos que el amor es más importante que la mayoría de los dones, y sin amor todo ejercicio espiritual de los dones es inútil.
Creemos que el gobierno de la iglesia debe ser simple en lugar de una administración empresarial. Dependemos de la guía del Espíritu Santo en lugar de obtener una promoción personal.
Nosotros esperamos el rapto de la iglesia antes de la tribulación, y creemos en la segunda venida de Cristo con sus santos para gobernar en la tierra. Será en forma física, pre-milenial y visible. Esto nos motiva a vivir santamente, adorándole de corazón, sirviéndole con empeño, estudiando la palabra de Dios con diligencia y congregándonos con frecuencia. Nosotros buscamos enseñar la palabra de Dios de tal forma que su mensaje se pueda aplicar a la vida individual de manera relevante, llevando a la persona a una madurez en Cristo.